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Me he tomado la atribución de narra a ustedes uno de los viajes del Principito, hecho solamente conocido por mi persona y la Neurona Amarilla: trata de su paso por el planeta Neurocaricaturas.

La Neurona guardó un registro de su conversación con éste víajero interestelar en la región del Cerebro y me pidió transcribirlo. Ante esta solicitud, le respondí a mí Amarilla amiga que mi pluma estaba lejos de la del Sr De Saint-Exupéry. Ante mi duda la Neurona me dijo: “No será el relato más hermoso del mundo, pero será único y, al menos para ti, Silvio, especial”. Fue así como me animó a las siguientes líneas.

Luego de conocer al señor vanidoso, el Principito se sintió cansado y, divisando un curioso planeta amarillo, tomó rumbo hacia éste con la esperanza de un descanso.

El planeta era pequeño y lo recibió un extraño ser del mismo color del lugar.

⁃ Me llamó Neurona Amarilla, bienvenido a Neurocaricaturas. ¿Cömo te llamas?

⁃ Soy el Principito. Eres muy grande para una Neurona, pero me gusta porque sólo podia imaginarlas y ahora he visto una. Espero que no hayan baobabs aquí, debes tener cuidado con ellos.

⁃ No hay, pero sí debo proteger este planeta del Trombo y del Miedo. El primero es redondo, rojo y usa una máscara de calavera, mientras el segundo tiene forma de nube oscura y usa un sombrero redondo y negro.

⁃ ¿Son como los baobabs? Estos se expanden y pueden dañar mi planeta.

⁃ Ambos son peligrosos: el Trombo obstruye el flujo de los ríos de donde obtengo mi alimento. El Miedo evita que disfrute la vida.

⁃ ¿El miedo Oscurece la salida del sol?

⁃ Si.

⁃ No me gusta ese ser. ¿Cuánto falta Para el amanecer?

⁃ Poco, te invito a verlo, recarga mis energías.

⁃ En mi planeta también amanece. Dejé mi flor donde vivo, espero que los villanos de los que me hablaste no viajen por el espacio. La dejé resguardada por una cúpula de vidrio.

⁃ Tu flor estará a salvo de ellos mientras le des agua pura y minerales, y le hables con cariño, Si el cielo se nubla, eso pasará y busca el sol en cuanto puedas.

⁃ ¡Ya amanece!

Luego de contemplar la salida del astro, el Principito se sintió refrescado y siguió su viaje. La Neurona había sido domesticada.

Para concluir, creo que si Sabina escribió “La canción más hermosa del mundo”, el relato más hermoso lo narró De Saint-Exupéry.

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